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Un asunto familiar [cap2]


Título: Un asunto familiar
Fandom: Teen Wolf         Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69 
Género: Yaoi
Clasificación: +18          Advertencias: lemon, incesto, violencia y pfff tantas posibles
Capítulos: 5 (2 de 5)
Resumen: Peter se ha enterado por Lydia de que Malia es su hija, pero las cosas no encajan, no huele como familia. Su desagrado por ella también puede deberse a que se besó con Stiles, con su Stiles. Debería de haber dejado claro mucho antes que no le gusta compartir. Pero las cosas son más complicadas de lo que pensaba cuando descubre la verdad, algo que no se puede solucionar con un poco de sexo, o quizás sí.


Capítulo 2

Peter entró en la base de datos del hospital de Beacon Hills y del resto de hospitales cercanos en busca de información sobre Malia. Puede que hubiera estado seis años en coma, pero aún se le daban bien la tecnología, a diferencia de a su sobrino, y no había tardado en ponerse al día. Se sorprendió de encontrar el certificado de nacimiento de la chica con todo en regla. Su nombre no constaba en él como padre, era extraño, y tampoco reconocía el nombre de la madre. Había esperado que lo hicieran desaparecer o que eliminaran su nombre de él, pero no se esperaba que Talia se molestara en buscarle un padre alternativo antes de entregarla en adopción. Investigó el nombre del padre y de la madre y las cosas no terminaban de encajar. No sentía que Malia fuera su hija y esto solo conseguía que dudara más.
Frustrado con su búsqueda, comenzó a hurgar en los archivos del hospital por diversión. No tardó en encontrar el expediente de Stiles y, dios, el chico era un desastre. Si no lo conociera bien, podría pensar que lo maltrataban con todas las veces que había acabado en urgencias, pero estaba seguro de que todas y cada una de ellas eran culpa de alguna de sus travesuras. Le resultó extraño que en su expediente apareciera con el nombre de Stiles porque sabía que no era su nombre real así que se puso a buscar su partida de nacimiento, pero no la encontró. Al menos no bajo el nombre de Stilinski. Tuvo que averiguar el apellido de soltera de su madre para encontrarlo y allí estaba, Mieczysław            Stilinski. ¿Qué demonios era eso? ¿Por qué había un tachón en medio del nombre de Stiles? Pero ese no era el único, también había un tachón delante del nombre del sheriff. No fue capaz de descubrir nada más con lo que era un archivo escaneado, tendría que buscar los archivos originales y ya de paso los de Malia por si le ayudaban a aclarar las cosas. También tendría que buscar cómo se pronunciaba ese nombre.
Pero eso sería mañana, esta noche tenía una cita con Stiles y ya era tarde. Se dio una ducha rápida y se puso la chaqueta de punto que le dejaba un profundo cuello en V, sin nada más debajo. Sabía cuánto le gustaba a Stiles. Estaba bastante seguro de cuál iba a ser la respuesta del chico, pero, por si tenía pensado rechazarlo, esperaba que con eso se arrepintiera.
Cuando llegó frente a su casa, podía oír claramente los latidos acelerados del chico en su habitación. Solamente su luz estaba encendida, aunque podía oír los latidos relajados del sheriff en otra habitación, ya dormido. Peter entró por la ventana y Stiles se levantó de un salto de la cama. Sus ojos se fijaron de inmediato en su pecho descubierto y Peter intentó disimular la satisfacción que eso le produjo.
—¿Y bien? ¿Tienes una respuesta?—le preguntó en voz baja, intentando verse indiferente hasta cierto punto.
—Quiero una relación exclusiva contigo, no sé qué clase de relación todavía, pero... yo tampoco quiero compartir—le miró dubitativo. Le estaba preguntando si Peter también sería exclusivo con él. El chico no tenía ni idea de hasta qué punto Peter estaba ya entregado a su relación.
—No comparto, Stiles—acarició su rostro con una mano, recorriendo con el pulgar los deliciosos lunares que salpicaban su mejilla—, ni lo que es mío ni a mí mismo.
Stiles suspiró con una expresión de alivio, apoyándose en su mano con ojos entrecerrados.
—Siento mucho lo que pasó, no volverá a suceder, con nadie—le prometió, acercándose un paso más a él.
—Eso espero, no querría tener que matar a nadie que se atreviera a tocarte, familia o no—le advirtió muy seriamente. El pico de excitación que percibió en su olor no habría sido tan intenso con esas palabras antes del Nogitsune, pero Stiles no era el mismo tras los acontecimientos del Nogitsune, ninguno lo era—. De rodillas.
Fue automático, Stiles se dejó caer al suelo frente a él, llevando las manos al cierre de sus pantalones sin necesidad de más instrucciones. Stiles le iba a mostrar cuánto lamentaba lo que había sucedido, pero era también una recompensa para él, era una de sus cosas favoritas en la cama (esa fijación oral suya tenía grandes ventajas). Desabrochó los pantalones y los bajó hasta sus muslos. No había nada debajo de ellos, como siempre. Colocó las manos en las caderas del licántropo, haría todo el trabajo con su boca. Besó la punta del miembro medio erecto y lo frotó con sus labios y sus mejillas hasta que se puso duro del todo. El lobo de Peter casi ronroneaba al ver cómo el chico se marcaba con su olor. Sabía que no iba a durar mucho, se lavaría con un gel especial que había conseguido antes de que lo viera nadie, pero le hacía sentir orgulloso en ese momento.
Cuando tuvo la verga totalmente erecta frente a él, envolvió el glande con su boca y comenzó a bajar sobre ella lentamente. El grueso miembro estiraba imposiblemente su mandíbula. Le encantaba el peso sobre su lengua, la forma en que frotaba su sensible paladar. Sentía su miembro ya duro en sus pantalones y apenas acababa de empezar. No se detuvo hasta tener la nariz sumergida en su vello púbico. Ni siquiera tuvo arcadas, tras tanta práctica ya las sabía controlar. No podía respirar, la verga bloqueaba sus vías respiratorias, pero se forzó a permanecer así todo cuanto pudo. Cuando estaba a punto de retirarse, Peter lo sujetó por la coronilla y lo mantuvo ahí uno, dos, tres, cuatro y cinco segundos más. Stiles se apartó y tosió, ocultando la boca entre sus manos para no despertar a su padre. Su rostro estaba rojo, con lágrimas en los ojos y saliva cayendo por la comisura de sus labios hinchados. Tan hermoso. Peter acarició con ternura su rostro, estirando con el pulgar los deliciosos labios.
Tan pronto como hubo recuperado el aliento, Stiles regresó a su tarea. Lamió la gruesa vara, siguiendo la vena que la recorría desde la base hasta la punta, entreteniéndose en el frenillo. La masajeó con sus labios, besándola tan apasionadamente como besaría los labios de Peter. Bajó hasta sus bolas y les dio el mismo tratamiento, succionándolas en su boca para luego lamerlas. Peter ya estaba goteando, su control escapándose gradualmente. Stiles sabía cómo provocarlo. Quería decirle lo bien que lo hacía, lo hermoso que estaba de ese modo (y siempre), pero tenía que contenerse, no podían despertar al sheriff. Lo agarró del pelo y lo apartó de su verga. El chico emitió un suave gemido y abrió la boca, quedándose inmóvil en el agarre del licántropo. Peter sujetó su erección con la mano libre y la guió hasta la boca expectante. Stiles cerró los labios sobre ella, presionando la lengua contra la base, y dejó que Peter follara su boca.
No era cruel ni excesivo, lo hacía con bastante cuidado intentando no hacerle daño. Había sido el propio Stiles quien había pedido hacer esto la primera vez, quería darle todo el control a Peter sabiendo que no le haría daño. Peter nunca le había hecho daño y nunca quería hacérselo. En eso se basaba precisamente su relación. Stiles necesitaba que alguien tomara el control de verdad, alguien que supiera qué hacer con él y que no estuviera perdido como lo estaban el resto de sus amigos. Esta necesidad se había vuelto aún más intensa tras el Nogitsune. Necesitaba a alguien que no lo dejara caer de nuevo en esa oscuridad y Peter... Peter había sido quien lo había salvado del Nogitsune después de todo, el único que había sabido qué hacer. Antes de eso podría no haber parecido la mejor opción, ahora era la única. Por su parte, el licántropo no podía negar que tenía ansia de poder, de control, pero en este caso también quería cuidar de Stiles. Esa ridícula manada no sabía cómo cuidar de sus humanos y ni siquiera eran capaces de reconocer y agradecer el trabajo que Stiles hacía por ellos, estarían totalmente perdidos sin él. Peter había visto desde el primer día el potencial que tenía, no le habría ofrecido el mordisco de lo contrario. Y, por encima de eso, todos sus sentidos le decían que Stiles era suyo, que había nacido para ser su pareja. Esperaría para ello porque Stiles aún no estaba preparado, pero no tenía intención de ignorarlo, no cuando su pareja era tan formidable humano. Conseguirían grandes cosas juntos.
Había empezado siendo solo sexo, ahora comenzaba a ser algo más.
Pudo oler el semen en los pantalones de Stiles cuando se corrió sin tan siquiera tocarse, ahogando un gemido en la polla de Peter. La vibración lo llevó a límite y no tardó mucho más en seguir el mismo camino. Con cuidado de no clavar las garras en su cabeza, se corrió profundo en su garganta sin tan siquiera darle oportunidad de saborearlo. Stiles tragó hasta la última gota como siempre hacía y Peter salió con cuidado de su boca. Lo levantó en brazos y lo tumbó en la cama. Sabía que podía aguantar otra ronda, pero tampoco quería dejarlo exhausto, mucho menos un día de diario, solo lo bastante relajado para poder dormir sin pesadillas. Limpió su rostro y se limpió a sí mismo antes de tumbarse a su lado, un brazo rodeándolo posesivamente.




—¿Has averiguado algo?—le preguntó Derek cuando llegó al loft la mañana siguiente.
Peter se quedó pillado por un momento. Derek no podía estar hablando de su investigación sobre Malia, no se lo había mencionado, ¿pero de qué otra cosa podría estar hablando?
—¿Hm? ¿Sobre qué?—preguntó fingiendo despreocupación.
—Sobre la criatura que está acechando. La que deja a adolescentes en coma.
—Oh, sí. No, no he averiguado nada.
Cierto, de eso trataba la reunión de ayer. Ni siquiera le había prestado atención. ¿A quién le importaban esos adolescentes? A él solo le interesaba uno.
—¿Es por Malia?
Sintió una punzada de enfado ante ese nombre, pero no dejó que nada se mostrara en su rostro.
—¿Tú qué crees? Acabo de descubrir que soy padre y que tu querida madre me borró ese recuerdo, me lo arrebató. Comprenderás que no tenga la cabeza para otros asuntos—replicó y se sintió satisfecho al ver la expresión de culpa que cruzó el rostro de Derek incluso si él no tenía culpa de nada. El pobre martir.
—Aun así, intenta averiguar algo. Cada vez aparecen más.
Peter agitó la mano despectivamente y subió las escaleras. Quería investigar sobre Malia y Stiles, pero no podría acceder a los archivos físicos del hospital hasta la noche así que se puso a investigar sobre la criatura de la semana. No le importaban esos adolescentes lo más mínimo, pero le encantaba la mirada casi adoradora de Stiles cuando sabía la respuesta al problema. No es que lo estuviera haciendo por él, pero, bueno, ¿qué otra cosa tenía que hacer?
Comenzó informándose sobre los ataques porque realmente no había prestado ninguna atención a la reunión. Cuatro chicos hasta ahora, el último ayer, entre 17 y 19 años, con nueve, siete y cuatro días de diferencia entre los ataques –lo que quiera que estuviera haciendo eso se estaba volviendo más codicioso o más necesitado por momentos–. Los chicos habían desaparecido de una discoteca o un bar (en el que no deberían estar) al comienzo de la noche y había reaparecido a la mañana siguiente en coma, sin señales de violencia ni abuso en sus cuerpos. Tampoco se habían hallado drogas en sus organismos, tan solo leves cantidades de alcohol.
Decidió preguntarle a Stiles a través de su chat privado.

Guardó el teléfono y se marchó a su apartamento, donde tenía una biblioteca mucho más amplia que allí. En el loft tan solo guardaba los libros de poco valor, los que no le importaba que otros vieran.
Hacia el final del día, ya tenía varios sospechosos, pero no podía reducir más la búsqueda sin que alguien como Deaton examinara a los chicos (y él no iba a pedírselo, por supuesto). Se lo comentaría a Derek mañana, hoy tenía algo más importante (o que le interesaba más) que hacer.
Por la noche, se coló en los archivos del hospital a la primera oportunidad que tuvo y comenzó a buscar los documentos que le interesaban. Encontró primero el certificado de nacimiento de Malia, con su contenido tal y como estaba en el archivo digital del hospital. Era posible que lo hubieran rellenado así desde un principio, pero resultaba extraño. Se guardó los documentos para examinarlos más detenidamente y se puso a buscar los de Stiles. Los encontró y los abrió curioso. Sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el pecho. Por un momento se quedó sin aire y fue incapaz de respirar. No podía creer lo que estaba leyendo, era del todo imposible. Tenía que ser una puta broma.
Nombre: Mieczysław Hale
Nombre del padre: Peter Hale
Eso no podía ser, tenía que haber... tenía que ser un error, lo- lo habrían manipulado, tenía que... debía de ser...
Dejó el papel sobre el cajón y retrocedió hasta chocar contra el archivador opuesto. Sus piernas estaban temblando y estaba hiperventilando. Tenía que controlarse, tenía que recuperar la compostura. Cerró los ojos y respiró hondo y profundamente una y otra vez hasta que los latidos de su corazón adquirieron un ritmo normal y recuperó la compostura. Miró el papel de nuevo sin tan siquiera tocarlo. Mieczysław Hale. Bueno, sonaba bien (aun si no sabía cómo sonaba Mieczysław). No comprendía por qué Talia le había hecho esto, por qué era tan terrible que fuera su hijo. ¿Había tenido el sheriff algo que ver o también lo ignoraba? Stiles era su hijo. Debería de haberlo imaginado, tenían el mismo sentido del humor, la misma habilidad para el sarcasmo y desde luego, modestia aparte, había sacado su inteligencia.
Dios...—soltó un suspiro tembloroso, cubriéndose el rostro con las manos.
Había estado follando a su propio hijo. Si antes creían que estaba enfermo ahora lo tendrían por seguro. No era su culpa, no lo sabía. Joder, Stiles iba a matarlo. Otra vez. Ahora entendía por qué su olor le atraía tanto. Era el olor de familia, el olor de su hijo, el que debería haber percibido en Malia y ahora entendía por qué carecía de él. Pero no, Stiles no solamente olía como olería su hijo, olía como su pareja. Por eso nunca había siquiera imaginado que fuera su hijo, todo en él le decía que era su pareja. No tenía sentido. Si no hubiera descubierto esto, lo habría convertido en su pareja tarde o temprano, a su propio hijo. Iba a matar a Lydia, eso lo tenía claro.
Había estado follando a su propio hijo y, dios, cuánto le gustaba. Cuando el chico gemía y se contoneaba en sus brazos, cuando se abría para él, tan vulnerable, ofreciéndose a él como si le confiara su vida. Había estado encargándose de las desesperadas necesidades de su hijo, físicas y mentales, mejor incluso de lo que el sheriff lo había hecho. Él era la primera persona a la que su hijo acudía cuando estaba desesperado y sabía que nadie más podría ayudarle. El lobo dentro de él estaba casi ronroneando de felicidad, hinchando su pecho orgulloso.
—Joder—frotó su entrepierna, el duro bulto presionando contra sus pantalones—. Estoy enfermo.
Sacó su móvil y envió un mensaje.
«Prepárate», decía simplemente. Stiles sabría lo que significaba y obedecería como un buen hijo.
—Joder.
Solo esperaba que el sheriff no estuviera en casa porque hoy no iba a ser silencioso.
Cuando llegó a la casa de los Stilinski, rompiendo quizás algunos límites de velocidad, tan solo se oía un latido dentro, tan rápido como el de un conejo. Stiles estaba nervioso, ansioso, expectante. El chico sabía lo que significaba cuando Peter le decía que se preparaba: iba a tener tanta preparación como él mismo pudiera procurarse, Peter llegaría y le follaría sin tan siquiera comprobarlo. Y no iba a ser dulce.
Al entrar por la ventana ya abierta, iluminado por la lámpara del escritorio se encontró a Stiles desnudo en la cama, de rodillas con la cabeza en la almohada y tres dedos dentro de su culo. Cuando vio a Peter, sacó los dedos y se aferró a la almohada, levantó el trasero y separó las piernas. Se estaba presentando de una forma tan hermosa; su ya de por sí delicioso olor, lleno de excitación. No lo creerás, pero el chico no tenía ni idea de lo sexy y atractivo que era su cuerpo. Esas esbeltas extremidades, esas extensiones de piel pálida llena de lunares. Los discretos músculos que había desarrollado con las peleas y huidas de los últimos años habían vuelto su cuerpo más maduro y los terribles acontecimientos que había vivido le habían proporcionado esa pizca de oscuridad a su rostro y esa agudeza a su mirada que Peter encontraba simplemente fascinante. Ese era su hijo, no solo el más inteligente y leal, sino también una auténtica obra de arte. Quería adorar ese cuerpo y rendirle culto, y qué mejor manera que demostrándole cuánto lo excitaba.
El lobo dentro de él quería follarlo y anudarlo y llenarlo con su semilla mientras el chico gritaba de placer. Y él quería lo mismo así que le dejó tener un poco el control. Se acercó a la cama lentamente, desabrochándose los pantalones en el camino. Se arrodilló detrás de Stiles y este separó un poco más las piernas. Su precioso agujero estaba brillando con lubricante, casi goteando. Solo se contuvo el tiempo suficiente para ponerse el condón antes de sumergirse en ese cálido interior que había nacido para satisfacerlo. Lo penetró hasta el fondo de una estocada, el gruñido en su garganta casi ahogando el grito del chico. Pudo oler un pico de dolor y podría haberlo extraído con su poder, pero la oleada de excitación que percibió de Stiles le dijo que lo estaba disfrutando.
Sintió el aterciopelado interior contraerse a su alrededor, intentando succionarlo más profundo. Nunca había encajado tan bien dentro de nadie y ahora sabía por qué, lo había hecho justo a su medida. Era un pensamiento ridículo, pero sonrió, más lobo que humano. Comenzó a embestir brutalmente, sin permitir siquiera que se acostumbrara a la invasión, deleitándose con los agudos gemidos que arrancaba del joven.
—¿Te gusta? Te encanta cuando te follo así, ¿verdad? Cuando es casi mi lobo el que está perforando tu culo. Eres tan bueno para nosotros, tan bueno—le dice porque sabe que a Stiles le gusta ser alabado, porque no lo es lo suficiente; merece más y Peter quiere dárselo, todo.
Cuando su pequeño empezó a sollozar por el intenso placer tuvo que soltar sus caderas porque no podía controlarse más. Se agarró al colchón a ambos lados de la cabeza de Stiles, hundiendo las garras en él. El chico se aferró a las fuertes muñecas para sujetarse ante las intensas embestidas. El nudo quería hincharse, quería anudar a su pareja, pero Peter no lo permite, aún no. Podía oler el semen de Stiles salpicando las sábanas y el intenso olor y los hipnóticos sonidos de su orgasmo son suficiente para que Peter se corra llenando el condón.
Se quedó allí largo rato, su polla cómoda en el agradable interior, su cuerpo cubriendo como una manta la sudorosa y exhausta figura de su hijo. Sus labios acariciaban su cuello y sus hombros. Nunca antes había sentido tal necesidad de marcarlo, pero no, aún no, pronto.
Stiles estaba a punto de dormirse cuando Peter salió de su interior. Emitió un suave quejido y se acomodó de medio lado al borde de la cama. Peter lo limpió con cuidado de no dañar más su rojo e hinchado agujero, se quitó la ropa y se tumbó tras él. Stiles se acomodó contra él, encajando perfectamente en la curva de su cuerpo. Peter murmuró satisfecho tras él y le rodeó con un brazo.
—¿Una búsqueda frustrante?—preguntó Stiles con voz adormilada.
Peter pensó por un momento en el certificado de nacimiento antes de darse cuenta de que no hablaba de eso.
—He encontrado algunos posibles sospechosos, pero sin un examen de las víctimas no puedo reducir la búsqueda.
—¿Puedo echarle un vistazo?—preguntó con un tono esperanzado y cómo podía Peter negarse.
—Por supuesto. Mañana es sábado, podemos investigar juntos.
—¿En tu casa?
Y eso no se lo esperaba, pero ante la idea de Stiles en su casa, entre sus cosas, rodeado por su olor, Peter no se lo pensó dos veces.
—En mi casa.

2 comentarios:

  1. solo diré que quiero mas no importa el que..!!!
    es algo impresionante he impactante de verdad no lo esperaba bueno tal vez muy en el fondo de muy fondo si.!!!!
    pero es genial

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  2. Sabes no se cuantas veces lo he leido, pero acabo de darme cuenta de que entonces ... peter durmio con la mamá de stiles XD perdon si es spoiler ������

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