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Sexo, Muerte, Rock c5







Título: Sexo, Muerte, Rock
Categoría: Original
Género: Yaoi
Clasificación: +14 años
Advertencia: Lemon, Incesto, Violación
Capítulo: 5 de 14 Finalizado: No
Resumen: Sexo Muerte y Rock, las tres palabras que más le gustan al protagonista de esta historia
Un misterioso guitarrista llega a una nueva ciudad. Allí comienza a tocar en un bar de mala muerte donde se encuentra con joven muy inocente por el que empieza a sentir interes. Su jefe le manda hacer un trabajito especial que le dará problemas.

—¡¡Vaya!! ¡Hoy sí que hay gente!—exclamó el pelirrojo recorriendo la larga cola que había frente al local hasta la puerta de este.

—Vamos a tardar un montón en entrar y eso si lo conseguimos porque hoy tienen gorila—en la puerta había un tipo enorme de piel casi tan negra como su chaqueta, con cara de pocos amigos.

El rubio estaba entristecido, deseaba muchísimo entrar. El enorme gorila, más grande que un armario, se fijo en él.

— ¡Eh! ¡Tú! ¡El rubio! ¡¡Ven!!—Los tres amigos sorprendidos se acercaron al gorila— ¿Eres el chico del parque?

—Em… sí—respondió no muy seguro.

—Puedes pasar—le dijo el gorila abriendo la puerta— ¿ellos vienen contigo?

—S-sí.

Los tres amigos pasaron extrañados. El pelirrojo y el moreno se quedaron mirando al rubio.

— ¿Puedes explicarnos que ha sido eso?—le preguntó su hermano.

—Emm… no lo sé—mintió. Supuso que aquello había sido cosa de Argón.

—Bueno, lo importante es que hemos entrado, si se a confundido no es problema nuestro—concluyó Nao.

El concierto aun no había comenzado, se pusieron en la barra y pidieron algo.

~~~~~~~~~~~SEXO~~~MUERTE~~~ROCK~~~~~~~~~~~~

Un pelinegro sonreía, observando a su público y en especial a un rubio que observaba impaciente el escenario.

—¡¡Argón!! ¡¡Ya es la hora!! Sal de una vez, está lleno.

— ¡Ya voy, viejo!

Argón cogió la guitarra y salió al escenario y fue recibido por grandes vítores del público ansioso. Él sonreía para sus adentros pensando “Lo he conseguido de nuevo”. Como siempre, en cada local al que iba, acababa enamorando a la gente, enganchándola a su música, lástima que siempre tenía que desaparecer, de no ser así ya sería una gran estrella, aunque la idea no le atraía demasiado. Aunque fueran locales penosos, los prefería a grandes escenarios donde la música se perdía y la esencia era alterada por altavoces fríos. Comenzó con el concierto, la gente se quedaba extasiada por cada nota, hipnotizada por su perfección. Un rubio también hipnotizado por aquella melodía se alejaba de sus amigos y se acercaba hasta el escenario, escabulléndose entre la gente, hasta quedar frente al guitarrista admirándolo como a un dios, observando aquellos ojos que se habían vuelto completamente rojos y lo observaban de vez en cuando haciendo que sus mejillas se sonrojaran. ¿Cómo un ser humano podía crear una melodía tan sublime y podía tener una voz tan angelicalmente endemoniada? Llegó el descanso, el guitarrista se retiró a la trastienda. Estaba jadeante, lo daba todo para aquel chico. Quería engancharlo, que su música inundara hasta la más oculta fibra de su ser para que fuera plenamente suyo.

—E-etto…—el inocente rostro del rubio asomó por la puerta pidiendo permiso para entrar.

El guitarrista sonrió y se levantó acercándose a él. Le cogió de la mano y lo metió en la trastienda acercándose mucho a él. El ojiaqua agachó la cabeza sonrojado, su respiración comenzaba a descontrolarse y su corazón se aceleraba sin saber porqué. El pelinegro levantó su mentón con la punta de sus dedos para que lo mirara.

— ¿Estás disfrutando con el concierto?—acercaba los labios peligrosamente a los del rubio.

—E-eh e-etto… s-sí—las palabras no podían salir, tenía una presión en el pecho y en el estomago que nunca antes había sentido y le parecía que sus piernas le fallarían en cualquier momento. Aquellos ojos rojos estaban explorando cada rincón de su mente inundándola de un deseo extraño.

—Me alegro, es para ti.

— ¿Pa-para… mí?—sus ojos estaban muy abiertos incapaz de apartarlos de aquel divino ser.

—Sí, aunque la sala esté completamente llena toda mi música es para ti—lo tenía, aquellas palabras lo harían suyo.

“La mayoría de las personas son tan fáciles de enganchar con unas simples palabras” pensaba el pelinegro. Aquel, un chico tan dulce e inocente como un ángel sería el más fácil de enamorar. Acarició sus labios con un dedo ¿Por qué su respiración también se aceleraba? ¿Por qué le costaba tanto reprimir el impulso de besarle? Se apartó despacio de él para mostrarle su sobresalto.

—Vuelve afuera, cuando acabe el concierto podemos hablar.

El rubio salió como un zombi, sin entender lo que sucedía en su interior. El concierto siguió durante una hora más, que al rubio no sabía si se le había hecho demasiado larga por la espera de hablar de nuevo con él o demasiado corta por no poder escuchar más esa música sin descripción posible.

—Nao ¿Qué crees que le sucede?—preguntaba el moreno observando a su hermano desde la barra.

—Bueno, no sé, pero él tiene mucha sensibilidad artística, ya sabes, tal vez sienta algo especial con esta música. ¿Quién sabe? Además nosotros no podríamos entenderle, tenemos la sensibilidad en la punta de ya sabes qué.

—Jeje, sí, supongo que tienes razón. Aunque le mira mucho.

— ¿Celoso?

— ¡¿Eh?!—el moreno se sobresaltó rojo como un tomate.

—Tranquilo, no te preocupes, lo entiendo.

—Pe-pe-pero tú… ¿Cómo?

—Jaja ¿Desde cuándo somos amigos?

—Desde pequeños pero creo que lo he disimulado bastante bien—dijo pensando en qué error podía haber cometido para que lo descubriera.

—Lo has disimulado muy bien, para cualquier otro habría podido parecer solo amor fraternal, pero yo os conozco a la perfección, a mí no me puedes engañar.

—En ese caso, ayúdame Nao, me estoy volviendo loco.

— ¿Solo porque le guste esta música? No es para tanto.

—No es eso, me refiero en casa, cuando estoy con él, cada día es peor, está más sexy y lindo y me cuesta controlarme cada vez más.

El pelirrojo comenzó a reír a carcajadas divertido bajo la mirada estupefacta del moreno.

— ¿De qué coño te estás riendo maldito zanahoria?—le gritó Sora cogiéndolo por el cuello de la camiseta.

— ¡Cálmate Sori! Es que me haces gracia ¿Qué quieres que haga yo con el sexy y lindo Ryou? Jaja, nunca te había visto tan desesperado por alguien, te entiendo muy bien.

— ¿Me entiendes? Cuánto lo dudo ¿Cuándo has estado tú enamorado?—preguntó extrañado. Su amigo jamás había hablado de ningún amor salvo el que tenía hacia los famosos y hacia la comida mejicana.

— ¿Yo? Desde hace tiempo pero es un amor imposible así que no he intentado nada—contestó con su sonrisa habitual.

—No me refiero al amor que le tienes a la tetuda esa de la tele, sino a una persona a la que conozcas en persona—le dijo mirándolo de reojo.

—Sí, lo sé, a eso me refiero.

—Vaya, no tenía ni idea, ¿por qué no me lo has contado antes?

—Porque no es importante, no te preocupes—la sonrisa de su rostro no se borraba aunque por dentro estaba llorando, deseando gritar a los cuatro vientos sus sentimientos pero sabía que no podía.

—Y… ¿quién es? ¿De quién estás enamorado?—preguntó curioso.

—Prefiero no decirlo—su cara se torno algo seria mientras miraba su vaso.

Sora no solía verlo así, prefirió callar y no insistir.
~~~~~~~~~~~SEXO~~~MUERTE~~~ROCK~~~~~~~~~~~~

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